Como muchos de los platos tradicionales de la cocina española, las torrijas nacieron en el pueblo llano.
La Iglesia Católica estableció en el siglo XIII unos cánones: inicialmente para que todos los viernes de Cuaresma se hiciera abstinencia y dos años después para que los Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo se hiciera también ayuno.
En cuanto a la abstinencia -no se podía comer carne-, que eran muchos viernes de trabajo, siendo los españoles católicos había que cumplir los cánones pero era necesario tener energías suficientes para poder trabajar -ya que era difícil compensar con otro tipo de alimentos menos accesibles para las clases humildes-, y como el pueblo es sabio descubrió las Torrijas. Utilizaban pan del día anterior o de dos días y lo acompañaban y elaboraban con otros ingredientes que dieran fuerza y energía como miel, huevos, leche, azúcar y otros...
El ayuno era aún más duro - actualmente también pero de otra manera-, solo se podía comer una vez al día, aunque se permitía tomar algo ligero en el desayuno y en la cena. Que mejor forma de coger energías que con las maravillosas y saciantes torrijas.
Os voy a contar como hago las torrijas, que tomáis cada año en casa - yo solamente las hago el Viernes Santo-, creo que son más o menos como las hacía mi madre.
Ingredientes:
- Pan
- Leche
- Canela
- Corteza de limón
- Para el almíbar: Azúcar, agua y opcional algún licor dulce como vino dulce o anís.
- Miel -opcional-, se puede poner al hacer el almíbar o después sobre las torrijas.
- Miel -opcional-, se puede poner al hacer el almíbar o después sobre las torrijas.
Preparación:
Se pone leche a hervir con una rama de canela y corteza de limón, mientras tanto se parte el pan en rebanadas gruesas - aproximadamente de 2 cm-.
Una vez que la leche haya cocido se deja en reposo enfriar para que capte bien el sabor y olor de la canela y la corteza de limón -infusione-.
Se baten bien los huevos y una vez se haya enfriado la leche, se pone una sartén con el aceite de oliva a calentar y se empapan las rebanadas de pan en la leche -sin que se deshagan- y se rebozan en el huevo de forma ordenada al tiempo que se ponen a freír; una vez doradas se ponen en una fuente sobre papel de cocina para quitarles el aceite sobrante -dándoles la vuelta-.
Se prepara -también se podía haber preparado con anterioridad- el almíbar poniendo agua a cocer con azúcar y si quieres miel según el gusto, dejándola hervir a fuego lento hasta conseguir la textura deseada. Cuando preparéis el almíbar podéis añadir el licor que deseéis -anís, vino dulce, cointreau...-, yo no añado ninguno.
El almíbar está en su punto cuando adquiere una textura viscosa.
Colocáis las torrijas sobre la fuente donde las valláis a presentar y vertéis sobre ellas el almíbar con la cantidad y el tiempo suficiente para que se empapen bien.
para comer de una en una |
y a la nevera |
Otra opción que sé que os gusta:
En lugar del almíbar, una vez fritas las torrijas, las rebozas en chocolate fundido especial para pasteleria y las depositas en una fuente sobre un fondo de natillas muy ligeras.
Curiosidades:
La primera vez que parece se mencionan de forma escrita las torrijas es en una de las obras de Juan del Encina es en siglo XV-"mucha miel y muchos huevos para hacer torrijas".
Dicen que las primeras recetas escritas se remontan al siglo XVII, en dos libros: "Libro del Arte de la Cozina de Domingo Hernández de Maceras" y "Arte de Cozina, Pastelería, Vizcochería y Conservaria de Francisco Martínez Motiño".
Añadir leyenda |
En la taberna más antigua de Madrid - La Taberna de Antonio Sánchez desde 1830-, la carta de postres contempla actualmente durante todo el año las torrijas, y según cuentan Alfonso XIII y su familia las solicitaban cada día para el desayuno.
Merece la pena conocer esta taberna , mantiene todo el sabor antiguo y con un claro ambiente taurino. Ahí se reunían intelectuales de la época para hacer sus tertulias.
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