jueves, 15 de agosto de 2013

Bonito, según la tía Margó

Niñas, vengo de Elorrio donde he pasado unos días con vuestras tías Mar y Margó, hermanas de vuestro padre. Parece arriesgado ir de cuñadas, pero os diré que lo he pasado muy bien y sobre todo he descansado física y mentalmente; también he comido muy bien y bebido con calidad.

Berriozabaleta
Margó, con su marido Jaime -jubilado-, pasa largas temporadas en su casa de Elorrio, que está en un monte con unas vistas preciosas. ¡Ah! y tienen huerta, que por supuesto no trabaja él (adivinad quién).

Ahí es fundamental tener pensado lo que se va a comer y con tiempo, no vaya a ser que al marido se le antoje algo a última hora, por ejemplo unos huevos fritos con patatas. Por eso mi cuñada Margó decidió ir al pueblo a comprar Bonito, y Mar y yo la acompañamos. Después de tomar unos potes y unos buenos pintxos, subimos a cocinar.

Como a mí me gusta cocinar, me ofrecí a hacer el bonito; siguiendo las indicaciones de mi cuñada Margó, que me dijo:



Ingredientes:

  • Bonito limpio y en trozos más o menos grandes (los troceó ella).
  • Pimientos verdes
  • tomates maduros
  • Cebollas
Las cantidades de pimientos, cebollas y tomates va en función de la cantidad de salsa que queráis obtener. Jaime, como buen Vasco, quería bien de salsa, por lo que todo abundante. Como sé qué a vosotras lo de "a ojo" no os gusta mucho, os diría que dos tomates muy grandes (o tres grandes), dos cebollas y tres pimientos para kilo y medio aproximado de bonito. Mirad las fotos para haceros una idea; no os digo número de comensales porque tanto vosotras como vuestros amigos tenéis buen saque, pero es lo que utilizo yo para hacer bonito para los cinco de casa.

Realización:

Se parten las cebollas en aros finitos, los pimientos en tiras más o menos finas y los tomates se pelan, se cortan en rodajas quitando las semillas y se trocean pequeñito.


En un recipiente de barro, o en cazuela baja, se pone un buen aceite que realce el sabor del Bonito -siempre aceite de oliva virgen- y se ponen las cebollas a pochar. Si tenéis prisa -y Margó la tenía- podéis añadir un poco de sal para acelerar el proceso.


Cuando la cebolla esté transparente añadís el pimiento dándole vueltas con una cuchara de madera.


Sin dejar que se quede blando del todo añadís el tomate, y dejáis que poco a poco se sofrían.


Cuando veáis que la salsa forma un conjunto ligado añadís vino blanco. Mi cuñada no tenía vino blanco para cocinar, lo cual me pareció estupendo porque lo hicimos con un magnifico Txakolí Mendraka.

Luego pusimos un poco de pimienta negra, corregimos la sal y cuando la salsa estaba hecha...

El bonito:

Yo siempre, en todos mis platos de bonito, lo sello antes de unirlo a la salsa... pero esta vez Margó, que manda mucho, me dijo que no.


Y la verdad es que no era necesario: introduje los trozos de bonito en la salsa y cuando empezó a hervir de nuevo les di la vuelta, un rato y otra vuelta. No más de cinco minutos en total.


 Exquisito. Hasta el punto de que vuestra tía Mar, que es de poco comer, se puso ciega. 

Lo acompañamos con un arroz blanco (de técnicas y variedades de arroces hablaremos otro día).


El plato que veis es el que os he hecho para celebrar mi santo y el cumpleaños de Belén, que nació como regalo. ¿Os ha gustado? El vino de hoy ha sido un magnifico tinto reserva de Rioja, Viña Tondonia, uno de mis preferidos. No siempre hay que acompañar  el pescado con vinos blancos, el Bonito tiene tanta fuerza que admite buenos tintos.

Pronto os daré mi propia receta de Bonito que tanto os gusta. Aprovechad! estamos en plena temporada de Bonito.


Por cierto, ha sobrado por lo que hay para los tappers.

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